lunes, junio 18, 2007

La Tecnología que nos descubre


Dado que uno se dedica a lo que se dedica, es difícil en ocasiones ver el bosque a través de los árboles.

Hace unos días, en una conversación sencilla, se me vino a la cabeza la idea extraña de que en la tecnología que nos rodea se esconde una paradoja de la que no creo que seamos del todo conscientes.

Cuando leemos en la prensa. o en Internet, que se ha descubierto una nueva técnica, o una tecnología hasta ahora desconocida, solo es cuestión de tiempo ver que, donde nosotros descubrimos algo, intrísecamente nos estamos descubriendo a nosotros mismos. Y en más de un aspecto.

En primer lugar, toda tecnología (voy a decir una obviedad) vine a solucionar una carencia, bien positiva (procedimientos para solucionar problemas hasta ese momento imposibles de resolver), bien negativa (mejorar tecnologías existentes, corregir errores de otras tecnologías, etc.). Nos descubrimos así en evolución. Retos que antes se nos antojaban imposibles de afrontar, ahora son hitos en la carrera científica, técnica o tecnológica.

Pero en segundo lugar, y esto ya no resulta tan obvio, nos descubre como seres humanos en tanto que usuarios de la tecnología.

Quiero pensar que como científicos el ser humano progresa cada dia a pasos agigantados (especialmente en el último siglo). Pero como personas, el avance es cierto pero más pausado. Seguimos dialogando con pensadores que llevan siglos muertos, y nos siguen inquietando las mismas preguntas que dieron lugar a la filosofía.

El denominado Riesgo Tecnológico, que considera toda actividad tecnológica modalizadora del mundo y de la concepción que de él tenemos como humanos, se va oscureciendo, se va ocultando detrás de asertos de eficiencia y progreso que, a la postre, en un buen número ya van demostrándose falaces. Tecnologías clásicas del mundo de la energía (hidrocarburos, fusión nuclear, etc.) que se pusieron en producción hace décadas como salvadoras del mundo, han acabado desvelándose como las grandes falacias de una tecnología diseñada justo como no se debe de diseñar, impulsada sin criterios democráticos, sin debate fértil, impuestas de un modo absolutista por corporaciones y gobiernos interesados en aquéllas.

Queda pensar el uso que en este mismo instante hacemos de la tecnología y su riesgo ético para las generaciones futuras.

Las comunciaciones cada vez son más numerosas, pero nunca los seres humanos han estado más incomunicados. La rapidez de la mensajería más que acercarnos,. nos aisla en un diálogo estéril. La inmediatez de determinados modos de producción, lejos de mejorar los productos, sólo los abarata y hace más ineficaces.

Un ejemplo de andar por casa: el conocimiento de la físca del sonido es mejor que nunca, y la tecnología de reproducción sonora se encuentra más desarrollada que nunca. El audio digital ya es barato y, sobre todo, fácil de producir. Pero, paradójicamente, para poder disfrutar de una calidad de audio similar a la que hace 20 años disfrutábamos con los vinilos, seguimos teniendo que desembolsar una cantidad de dinero muy similar a la de hace 20 años, con lo que al resto, a esa inmensa mayoría que escucha CD's de MP3's en el coche y en casa -entre los que me incluyo-, la economía de los formatos sólo les permite escuchar música "de cualquier manera". La industria, agente de la tecnología punta, ofrece productos abaratados para saciar engañosamente el ansia de progreso y mejora de los usuarios, beneficiándose exclusivamente ellos del bajo coste de las tecnologías. La democratización de la excelencia sigue siendo una utopía.

Lo mismo podemos decir del video, de los transportes (veáse la proliferación de low-cost's), hasta de la educación misma.

A mayores avances tecnológicos, menor calidad de los productos. A mejor tecnología, mayor polarización de los criterios de calidad. A mayor riqueza, peor reparto.

La tecnología de la información no escapa a este riesgo ético. La autocomplacencia que demostramos por las autopistas de la información, por la democratización de la información, etc. se revela más como deseo que como hecho cierto. La estadística viene a demostrarnos que la información en Internet sigue en manos, en cerca de un 80%, de los grandes media mundiales que van fagocitando los medios independientes que osan asomar a Internet. Incluso estos medios se nutren de noticias de agencia ya elaboradas por los medios tradicionales. La generación de opinión libre e independiente, por tanto, sigue siendo un sueño por alcanzar.

La tecnología que descubrimos, como decía al principio, a su vez nos descubre como los mismos incapaces de antes, con mejores camisas y más ruido. Nada es más fácil que antes. El artefacto, el principio de "verum est factum" nos atenaza, se muestra como pecado original. Sólo los desvalidos profesan la religión del progreso mecánico (Mateos Riaño).

La tecnología, como decia antes, no solo crea mundo, ensombrece la verdad del Ser e incluso deviene en el menoscabo del dasein de Heidegger, sino que además hemos permitido que se corone configuradora del mundo de lo deseable y preferible, de lo bueno, lo útil y lo necesario, y -lo que es mucho peor- de en manos de quién eso bueno, útil y necesario debe recaer y en manos de quién no.

1 comentario:

Enrique dijo...

Efectivamente, Heidegger, Martin para los amigos, caracterizaba la tecnología moderna, como un saber dominador que pretende desocultar al ser pero que sólo descubre la realidad como manipulable; que ve al ser como una reserva de energía a utilizar, ello se debe al triunfo de la razón instrumental o el pensamiento calculador que elimina del ser el matiz y lo observa todo en término de causa-efecto, de tal manera que lo que no es funcional, lo que no tiene una finalidad directa se desvaloriza. En ese triunfo del pensamiento positivo que apremia al ser al extraer de él toda riqueza (energía), cae el propio hombre, que queda reducido (ontológicamente) a un ser a optimizar y alienado de su quehacer primero que es tratar con el ser, ser-testigo del ser en su desvelamiento. Ahora esa función está en manos de lo tecnológico, un enemigo que no se puede combatir pues se presenta como capaz de todo. Pero como decía Ortega la potencia de la tecnología hace que el afán del hombre se disuelva incapaz de pelear con un saber totalizador, que reduce al ser a los vértices exactos y mensurables, y ha conseguido que el hombre se vacíe de sentido y por ello las décadas de triunfo tecnológico son las más huecas de la humanidad. Aunque hay una luz en la propia reflexión de Heidegger pues cabe otra relación con la tecnología, en la que ésta no pretenda extraer y manipular al ser, sino tienda a alcanzar su perfección al desarrollar sus potencialidades. Se trataría más de moldear el ser al modo (ajustando el modo de producción a la naturaleza) de un artesano que no en someter la realidad de las cosas ser a las estructuras tecnológicas vaciándolas de todo ser al modo como hace la industria pesada. En esa tecnología no reduccionista la perspectiva del Dasein creador no queda truncada por la máquina, sino abre un sentido hacia el ser, nos abre al mundo, crea significados que reúne a los hombres. Aquí cabe mencionar la gremialidad que están consiguiendo ciencias como la informática (pese a ser corresponsable de la pérdida de la dignidad de la mano ofebre), así debemos agradecer a Gates un fondo azul que evoca un cielo, el cielo de los justos en el que todos renegamos del windows y consigue ponernos de acuerdo, coaligándonos como sólo lo útil inútil consigue...Continuará