lunes, abril 18, 2005

Como en sordina

Si siempre hemos dudado de la realidad como si fuera una ficción muy bien tramada, ahora las cosas se están saliendo de madre. Y a lo mejor para bien.

Sony ha patentado una nueva tecnología con la que poder crear mundos virtuales dentro del cerebro. Independientemente de lo que esta tecnología pudiera lograr (darle vista a los ciegos y oido a los sordos, por ejemplo), lo primero que a algunos nos suscitaría sería la duda de qué es virtual y qué tangible, qué real y qué irreal. Se nos desmoronaría buena parte de la lógica que conocemos y Descartes pasaría, a lo mejor, a ser un humorista del siglo XVII. Quién sabe.

Hay toda una corriente de pensamiento que considera al ser humano como una maravillosa máquina de generar sueños, y que nada existe a su alrededor de cuanto imagina. Que creamos modelos virtuales del mundo real, dondequiera que éste se encuentre. Muy platónico todo ello, pero que abre la puerta a la idea de que si todo es creado por el cerebro, puede por tanto ser recreado. Esta vez tecnológicamente.

¿Y adónde la recursividad? Si creamos ilusiones, ¿no podrá ser ello mismo una ilusión más? ¿Dónde paramos?

Y a uno se le rebela el alma de bohemio que una vez cultivó, y se resiste a creer que sólo el cerebro lo pueda hacer. Que solo unas sinapsis son las que me hicieron amar, y derramar lágrimas. Que aquéllos besos se puedan ver como un disparo en una película muda, con una pequeña nube blanca como su sola expresión. Una realidad cordial pero en sordina.

De pequeño creí que “ilusión” era “entusiasmo”, y ahora va ser otra cosa, mira tú.

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