lunes, marzo 07, 2005

Música perfecta

La revolución de la industria discográfica ha llegado. Se llama HSS (Hit Song Science) y permite conocer de antemano si una partitura se peleará por los primeros puestos de las listas o no. Basado en una monumental base de datos de grandes éxitos y en un razonamiento matemático que le permite escudriñar las cadencias, los ritmos y las tonalidades, y cómo éstas se adecúan a determinados patrones mentales, el proceso algorítmico parece que ha demostrado en algunos países (entre ellos el adalid de la modernidad musical que es USA) su eficacia.

Imaginémonos ahora el panorama. Si la tecnología se impone en aras de una mayor rentabilidad industrial, como en toda sociedad avanzada debería de ocurrir, ya no tendríamos que preocuparnos por adquirir cuantos CD's quisiéramos, dado que tenemos asegurado que todo lo que se grabe habrá de ser de nuestro gusto. Necesariamente. No puede ser de otro modo. Desparecerá esa sensación incómoda de adquirir uno de los siempre económicos CD's debido a que una canción contenida en él nos gusta, y aun a sabiendas que los otros 9 cortes poseen una calidad musical comparable a la del surtidor de gasolina más próximo. Ahora podremos estar seguros de que las discográficas solamente editarán los Cd's con los 10 cortes perfectos, agradables a todo oido humano y gusto musical sin excepción. En su sempiterna búsqueda del mejoramiento humano, la industria de la música podrá seleccionar con una eficacia desconocida hasta el momento únicamente aquello que haga del mundo algo más bello.

Cuántas horas nos habríamos ahorrado escuchando música transgesora, de esa que siempre ha roto patrones perfectamente establecidos, si esta tecnología hubiera estado disponible hace tiempo. Hubiéramos pasado por alto innovaciones tan gratuitas como el Rythm & Blues, que tanto daño le hizo al Jazz, o incluso más, podriamos haber obviado la dodecafónica, tan transgesora, e incluso, me atrevo a más, si Cabezón hubiera dispuesto de una herramienta asií y poder en su época, jamás habría dejado que esos barrocos melenudos hubieran podido publicar ni una sola nota.

Asi que ya podemos estar tranquilos. A partir de ahora las discográficas, en su constante vigilia por el gusto musical moderno, acariciarán nuestros oídos sólo con piezas que ellos consideren adecuadas y, secundariamente, rentables. El lema es: "Adiós Medesky, bienvenida Chenoa".

No os preguntéis nada más, ni qué tendencias surgen, ni qué nuevas lecturas se hacen de los clásicos. Solo preguntaros, "...tú de qué vas, mirandome atrás?"

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Carlitos, reconoce que tus CD´s son iguales...

estos de gente guapisss y negrillos cool...

carnavides dijo...

Pues lo de "mejoramiento" si que suena mal, sí. Lo puse sin pensar, pero resulta que sí que existe (lo he buscado en la RAE).

carnavides dijo...

Y el cacharro, lejos de borrar a esos indeseables que dices Emilu, les dará alas. No ves que son los que mas venden? Dales un par de meses a las Supremas de Móstoles y se ponen en cabeza, ya verás... Esos son los patrones que el cacharrillo éste juzga de óptimos para el mercado...

Anónimo dijo...

Hombre, yo creo que estos métodos científicos son hechos por sesudos investigadores que utilizan contrastados además de verificados procedimientos de probadas garantías. De hecho, se descubrieron patrones normalizados entre conductores con gustos musicales como Camela, que gracias a ello les gustas coches con reprise, de bonitos colores tunizados y que además no pasan frío, lo cual les permite ir en mangas de camisa en pleno invierno con las ventanillas del conche (carro para ellos) bajadas. Aunque esto último según sondeos de la Universidad de Arkansas para estudios sobre Tolerancia(Undaesto), se debe a su altruismo para con los demás, antes que a su gusto musical, aunque no descartan la posibilidad de que estos elementos vayan parejos también. El programa se llamó, en un principio, Camelatronic y se probó con éxito además en Melendi, Ubago y Sanz, que son el referente musical español de tus amigos y los míos (Martín, Medeski y Wood), lo único es que con aproximaciones al gusto patrio.
De verdad que no le veo ningún problema a este sistema informático, nos libera de buscar productos musicales "buenos" y los sustituyen (cuando nolo equipara) por "masificados". Sabremos que algo nos gusta, con razón, cuando haya sido probado con éxito por el HSS (la próxima versión se llmará con seguridad HGESTAPO, chiste fácil). Propongo que de paso pasen por el mismo filtro a la política monetaria, a los políticos y a los programas del corazón o lo que es lo mismo a los programas de televisión. Ahí queda eso.